Aprovechamos el patio por la mañana temprano, antes de que el calor apriete y así podemos correr sin problema.
En clase, tomamos la media mañana, escuchamos cuentos y trabajamos con nuestros libros. También hay tiempo para jugar con los rincones, con los puzzles y la plasti.
La hora de comer la esperamos con ganas, poco a poco vamos adquiriendo los hábitos y el comedor se va relajando. Menos llantos y más ganas de comer.
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